domingo, 3 de junio de 2007

Parte II: las rarezas de un ciclista toledano.

Federico es un tipo extraño, un hombre diferente. Su mentalidad la entienden muy pocos o ninguno. Parece que ni siquiera su querida Fermina llega a comprender porqué hace algunas cosas. Esas excentricidades, esa forma de pensar le persiguen aún hoy en día, aún sigue contando sus batallitas imponiendo unos criterios bastante propios. Aún parece que sus rivalidades tengan peso aunque hayan pasado 40 años. Y es que seguramente seguirán ahí, dentro de su cabeza, pese a que algunos como Loroño ya no sigan en este mundo. Y es que nunca ha habido un corredor de la forma de pensar de Bahamontes, tan provechosa, tan... de posguerra. Como anteriormente dijimos, su educación le marcó en una forma evidente, tenía que ganárselas sólo, a su máximo beneficio. Y por supuesto, eso nunca esta bien visto cuando es tan claro y evidente. Y Bahamontes jamás intento que eso no fuera una evidencia. Ese espíritu de clown, de extravagancia, de ser el centro de atención también le perseguía. Pese a convertirse en un millonario con los premios de las carreras y los critériums y kernesses que disputaba a 15-20.000 pesetas por día tras el Tour, siguió haciendo beneficio de su negocio de venta de ropa deportiva.

Fede tiene su propia tienda de material deportivo, especilizado además en bicicletas, en Toledo. Pese a ser uno de los ciclistas más respetados y con mayor fama, en las carreras importantes no es raro verle vestido con su pijama color gris, su gorro con bolita en el extremo y su batín deambulando por los hoteles de la organización. Llama a la puerta, toc, toc. "Soy Fede, te traigo lo que me encargaste". Y le abre la puerta Henry Anglade... o Anquetil, o Nencini... los ases de la época. El saca de un bolsillo de su batín un cuaderno de anillas anotado por todas partes, todo guarreado de lapicero. Y tachaba el encargo: "Anglade me da 50 francos por los guantes y los calcetines". Y así se ganaba otro poquito de más. El espíritu de estraperlista nunca le ha abandonado. No era un hombre de palabra. Cambiaba de parecer en muy poco tiempo si veía que podía sacar más provecho de alguna otra manera. "¿Seguro que yo te he dicho eso? ¡no, qué va!, te dije lo contrario". Como diría San Emeterio, uno de sus más fieles gregarios y amigos "Con Fede no se podía hacer vida, primero te decía una cosa y después otra, y al final hacía lo que quería". Y así era como conseguía tener tantos enemigos y recelos, por su forma de ser. No se llevaba bien con Loroño. Pero su mayor enemigo era Bernardo Ruíz, el pipas.

El valenciano, que había sido tercero en el Tour de 1952, era ya mayorcito cuando irrumpieron Bahamontes y Loroño. Su enemistad con el toledano le hizo acercarse a la amistad con Loroño. Lo que comenzó como una competitividad extraña se convirtió en enemistad exagerada, sobretodo después de que accediese a la presidencia de la UVE(unión velocipédica Española) Luis Puig, amigo de Bernardo y por tanto, enemigo de Bahamontes. Fede no aguantaba nada que viniese de Valencia, desconfiaba. Decía que Ruíz le tenía "envidia malsana, porque él ya es mayor y no ha conseguido nunca mis éxitos". Desde muy pronto se llevaron mal. Y es que en parte la gran fama que acaparó Bahamontes tras el Tour de Francia de 1954 no sentó bien a muchos ciclistas que veían eclipsadas sus trayectorias por ese héroe emergente que el patrón de la ronda francesa, Jacques Goddet, había bautizado como "el águila de Toledo". Había sido aclamado a su llegada a España, casi como si el Tour lo hubiese ganado él. La gesta del año anterior de Loroño se había quedado en nada gracias al empuje de un ciclista al que nadie podía seguir subiendo. Así, la temporada de 1955 tenía que ser la del despegue definitivo. Y comienza bien, con una gran victoria en la prestigiosa subida al Mont Faron, batiendo además el récord de tiempo en la escalada por 11 segundos.

Se prepara para la Vuelta a España, que se re-organiza tras 5 años parada. En un entrenamiento por el puerto de los Leones, le ocurre una de sus más conocidas anécdotas. Mientras sube por las rampas de la carretera madrileña le observa en su esfuerzo un obrero que ni corto ni perezoso, sin reconocerlo le grita: "¡Anda macho, que como te coja Bahamontes!". Fede no respondió pero se fue riendo un ratillo hasta la cima. Fue en la cima del Jaizkibel ya en la vuelta donde todo se volvió negro para el toledano. Un intenso dolor le mermó sus posibilidades cuando iba escapado en solitario. Terminó dolorido y vigesimoprimero la ronda, después de caerse camino de Valladolid tras romper el manillar de su bicicleta y tener que continuar con la de un espectador. Las luchas intestinas entre la selección española hacen mucho más sencilla la victoria de Jean Dotto para el equipo francés. Pese a que Fede se recupera y gana en la Vuelta a los puertos y la Vuelta a Asturias, increiblemente no es seleccionado para el Tour, y tampoco lo será para el campeonato del Mundo, algo que nunca entendió el ciclista toledano, que lo achacaba a las malas relaciones con sus compañeros y a su mala clasificación en la Vuelta. Termina el año con dos victorias de etapa y la general de la montaña en la Volta a Catalunya, una importante dosis de moral tras una campaña "marcada por tanta injusticia" como él mismo dijo.

Para el año 1956 ficha por el todopoderoso Faema, de Charly Gaul, con el que correrá el Giro. El director no es ni más ni menos que uno de los campeonissimi italianos, Costante Girardengo. Las cosas no fueron mal para el español, que dominó junto a su compañero luxemburgués las cimas de los apeninos y no marchaba mal clasificado en la general hasta la penúltima etapa, la mítica etapa del Bondone donde con -10Cº se imponía el ángel de las montañas con 8 minutos de ventaja sobre sus perseguidores bajo una intensa ventisca. Bahamontes tuvo que abandonar, no sin antes de acusar a Girardengo de "haberme dejado sólo totalmente en la subida final". En abril también había tenido problemas en la Vuelta pese a que el director de la selección, Luis Puig, perjuraba que "las tiranteces habían acabado". Y se demostró que era falso. Los ataques y contraataques entre Loroño, Bahamontes y Ruiz hicieron que la victoria final pasase a manos de Angelo Coterno para Italia. Bahamontes, que finalmente fue 4º, además cedió el maillot de la montaña a Nino Defillippis, tras una última etapa en la que cedió el podio por problemas mecánicos. En el Tour se repone, queda 4º en la general en uno de los Tours más extraños de la historia. Gana un desconocido, Roger Walkoviak, que gracias a dos escapadas consentidas consigue un cochón de minutos que nadie es capaz de remontar. Bahamontes es el primero de los favoritos, y demuestra que puede optar a algo más que un premio de la montaña que se lleva Charly Gaul.

1957 será el año de mayor estruendo de la rivalidad entre Bahamontes, Loroño, Ruiz y Luis Puig. Bernardo Ruíz decía: "Bahamontes pudo haber ganado seguro una Vuelta a España, la que él dice que le hicimos la puñeta, la que ganó Loroño en el 57. Pero es que dentro del equipo tenía muchos enemigos, no nos fiábamos de él porque era un irresponsable, en cualquier momento era capaz de dar la espantada por cualquier circunstancia". Y se la armaron, con el director del equipo nacional Luis Puig como cabecilla. Bahamontes se puso hasta en dos ocasiones líder. Hasta que en la etapa que terminaba en Tortosa se movieron todas las piezas. Ruíz convenció a Loroño de que el rival era Bahamontes, y ambos atacaron junto con otros ciclistas. Fede, al ver aquello, intentó arrancar. Allí apareció el coche de Luis Puig, que le dijo "¿a dónde vas Federico?". Bahamontes le contesta: "a por ésos, ¿no ve que puedo perder el liderato?". Puig le dijo que les dejase, que Loroño era el mejor colocado. Bahamontes intentó salir tras ellos de todas formas. Puig se puso delante con el coche, zigzagueó. Casi se parte la crisma Fede. Cuando iba a volver a intentarlo fueron sus compañeros de selección Galdeano y Barrutia, amigos de Loroño, los que le agarraron del culotte para que no se pudiese marchar. Loroño llegó en cabeza y se puso líder de una Vuelta que acabaría ganando.

Esa tarde, en el hotel de la selección Bahamontes no paraba de hablar... que si me han robado la vuelta, que si Loroño es un ladrón, que si un sinvergüenza... tanto cansó que Loroño le agarró de la pechera y le dijo "¿pasa algo?". Bahamontes corrió como un niño hacia su habitación. Esa noche no quería salir de allí ni para cenar "no salgo, que Loroño me quiere pegar". Bahamontes en todo caso había aprendido la lección: tenía que hacer lo posible para deshacerse de Luis Puig en la selección. Y en el Tour montó su teatro. Ya en la cuarta etapa, intentando proveerse de agua Fede recibe un botellazo en la cara que le deja un moratón en el ojo. Prosigue la carrera, y llega a los vosgos con 25 minutos de retraso sobre el primer liderato de Jacques Anquetil. Es una etapa de constante sube y baja, parece que el dolor ha remitido, se ve a un Bahamontes con ganas, se pone de pie, parece que va a atacar... y de repente se detiene. Se para, se quita las zapatillas y el reloj. Nadie se lo puede creer. Goddet le anima a que siga. Aparece el coche de Puig y se quedan esperándolo Carmelo Morales(al que le hacían esa típica rima "corre, Morales...¡no puedo con los pedales!") y Ferraz. Le intentan poner de pie, pero Fede se revuelve, se tira al suelo, lucha. le dicen "¡hazlo por tu madre Federico, por Fermina, por España, por Franco!", nada. Todos son negativas. Bahamontes se señala un pliegue del codo, donde ese día le habían puesto una inyección de calcio. Dice que le duele. Puig lo explica: "esta mañana le he puesto una inyección de calcio y una gota se ha salido fuera de la vena. Eso produce un dolor, un dolor pequeñísimo, pero se ha quejado como si le estuviera cortando un brazo, me ha dicho que si después le seguía doliendo que se retiraría". Y así fue, Fede esperó al coche escoba y se retiró del Tour. Antes Luis Puig le gritó: "Huye Federico, Cuando te pongas los pantalones largos te saldrán tetas y empezarás a dar leche". En todo caso, ese incidente le costó el cargo al valenciano, que volvió a los despachos. El próximo seleccionador nacional sería Dalmacio Langarica, amigo personal... de Jesús Loroño.

Con Loroño termina la temporada con un duelo en la Volta. Pero un día aciago, en el que pincha en hasta 4 ocasiones le deja sin victoria final y se la regala a Loroño. Ese día, todo el Mobilvette, su nuevo equipo se dejan caer para que Federico intente enlazar sin problemas. Pero una vez llegan sus compañeros, el toledano ataca e impone un ritmo que no pueden seguir sus gregarios, que acaban llegando fuera de control. Ese fue uno de los grandes problemas de Federico. Lo sigue siendo. Nunca reconoció el trabajo de sus "domésticos" ni tampoco jamás supo hacer de líder para su equipo. Siempre se ha quejado de que nadie le ayudaba y no es cierto. Ni en sus equipos ni en la selección, sobretodo a partir de 1958. Ese año vuelve a ocurrir una lucha intestina en la Vuelta, donde Loroño y Bahamontes se atacan sólo cuando uno de los dos está escapado, dejando la victoria en bandeja de nuevo a un francés, Jean Stablinski. Al Tour no irá Loroño. El seleccionador es Langarica, amigo íntimo, pero anuncia una lista en la madrileña calle del barquillo donde el únicos líder es Bahamontes. El vasco le pide al menos "libertad para las etapas de montaña". Al negárselo el seleccionador, le dice que le borre de la lista, y Dalmacio así lo hace. En estas que unos amigos de Loroño estaban acompañándole y al ver esta discusión se abalanzan sobre Langarica. Uno de ellos sale sin camisa, al seleccionador le han arrancado la corbata tras una espectacular pelea. Bahamontes no dice nada. Será el líder.

En ese mismo Giro termina entre los 20 primeros, pero sólo su mala pericia a la hora de descender le impide llegar más alto. En el Tour brilla. Se ha puesto entre ceja y ceja pasar por delante todos los puertos pirenaicos, y lo consigue. Vence en dos etapas y termina octavo y líder de la montaña, apartado del podio tras perder 29 minutos en otra galopada mágica de Charly Gaul camino de Aix les bains con 150 kilómetros en solitario bajo una intensísima lluvia. El luxemburgués, primer escalador puro en vencer en el Tour de Francia, demuestra con esa victoria que conseguir el maillot amarillo puede estar al alcance de otros escaladores de su categoría, como lo es Federico Martín Bahamontes. El español, sólo tendrá que esperar un año para ver como él personalmente se corona en París.


continuará...hacia la última parte.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Impresionante historia como siempre! vaya putada que le hicieron en la Vuelta del 57, esa historia no la conocía, gracias por seguir ilustrandonos en la historia de este deporte tan apasionante! ;)

Anónimo dijo...

Alby, eres grande y me estoy divirtiendo mucho con tus articulos.

Eres un crack :D

alby dijo...

Muchas gracias por vuestros comentarios. Espero poder esta noche terminar la historia de Bahamontes resumida, no es fácil hablar de un hombre tan pintoresco como él y no hacer un montón de post.

un saludo

alby dijo...

disculpad que no haya podido actualizar el bolg convenientemente en esta última semana.

Esta tarde sin falta terminaré la historia de Bahamontes, y tengo preparado tamibén para el próximo día una opinión sobre Vandenbroucke, el último "caído" que no fallecido afortunadamente.

David dijo...

Alby, como ya imagino el tiempo que se necesita para escribir esos articulazos que te marcas, te propongo que para amenizar las esperas plantees algún debatillo, para los que entremos aquí pongamos opiniones cortitas, de esas que tardas 5 segundos en pensar y 5 minutos en contestar. Yo propongo un tema : ya que en este artículo se exponen las dificultades que tenían los seleccionadores para combinar los egos de sus figuras, ¿cómo creeis que afectaría en la actualidad si continua la tendencia de los patrocinadores a retirarse del ciclismo, y el Tour vuelve a correrse por selecciones?

alby dijo...

interesantísima propuesta, la seguiré a partir de ahora, gracias.

En cuanto a la cuestión que propones, puntualizar alguna cosa. La primera es que el Tour no lo hacía por falta de patrocinadores, ni mucho menos, sino para pormocionar el ciclismo francés. Por ello, había muchos equipos a parte de la "selección oficial", conglomerados como "el sur", "sur-oeste", "ille de france"...etc. Muchos ciclistas regionales pudieron disputar una carrera que de otra forma nunca podrían haber corrido.

Es interesante la pregunta porque da otra dimensión al ciclismo, y más al actual en el que el trabajo de los gregarios cada vez es más importante...si en el campeonato del Mundo, que es tan sólo una carrera, hay problemas de egos... imagináos en 20 días, entre los sprinters, los que disputasen la general, los escaladores... algunas selecciones podían ser una verdadera jaula de grillos durante más de un mes de preparación y competición.

Sin duda la mentalización y la disciplina de equipo serían vitales.