lunes, 30 de junio de 2008

Grandes Tours de Francia en la historia.

Mañana comienza el mes de Julio, un mes indisolublemente ligado con el Tour de Francia, con la carrera por etapas más importante del ciclismo. Por ello, y como homenaje a la prueba francesa y a los que la hicieron grande, comentaré durante todo el mes algunos de los Tours más importantes de sus más de 100 años de historia. La designación no será tarea objetiva, serán más bien relatos de las grandes boucles que a mi juicio merecen ser rescatados. bon voyage!

jueves, 26 de junio de 2008

Perdidos del pelotón: el pionero, dos cojos.


La historia del ciclismo español está plagada de corredores excéntricos. Dentro de que el ciclismo como deporte es casi siempre fuente inagotable de personalidades únicas debido a las condiciones extremas a las que estira a sus profesionales, en España este tópico toma tintes circenses con el estudio de algunos caracteres sin parangón en la historia. Las ya recordadas enemistades de Bahamontes, las míticas pájaras de Fuente, los tejemanejes de Ruíz, el populismo de Perico o el chaba Jiménez... corredores de una forma de ser única, que daban colorido no sólo dentro de la carretera, sino también fuera. Sus formas curiosas, o rudas, o en ocasiones de una tosca ruralidad destacan junto con temperamentos en todo caso fuertes y tozudos. Solo así se consigue ser un personaje único dentro de la terriblemente llamanda serpiente multicolor, abonada a la facilidad de incluír en el anonimato a un porcentaje elevadísimo de corredores que la forman. Los protagonistas de hoy, que son dos pese a que en realidad formen un título único, son precisamente la particularización de esa exageración que tantas veces se da en el ciclismo: el anonimato y la excentricidad popular.


Todo proviene de la lucha que se armó, en las reducidas condiciones propias de la España ciclista del ya tardío 2003, entre dos bandos que jamás se llegaron a conocer pese a compartir carreteras, dos bandos que nunca se declararon la guerra hasta casi 100 años después del motivo para iniciar las hostilidades, y que representan lo que antes comentaba, la diferenciación del popular y el anónimo, de la personalidad única y el profesional corriente. Y todo saltó tras la chispa de unas investigaciones extranjeras, en un momento donde nadie en España ponía en duda nada de lo que después se conoció. Parafraseando a Ander Izaguirre en su fantástico y premiado libro, se trata de la lucha de 2 cojos. Y sí, esto sigue siendo un blog de ciclismo.


El popular era Vicente Blanco, el por todos conocido como primer español en el Tour de Francia. Un cúmulo de desdichas en la juventud, un modestísimo trabajador del hierro de la época en la que todos los trabajadores eran modestísimos en este país, pero él marcado por la tragedia de perder sus dos pies, que se convirtieron en desagradables muñones siendo aún muy joven, tras sendos accidentes desafortunados. A pesar de todo, y como la necesidad aprieta y salir adelante se trataba siempre de una cuestión de vida o muerte, pudo volver a ser un hombre útil. Y de buenas a primeras encontró una ruinosa bicicleta que se convirtió en su hobbie, en la manera de pasar el rato, competir de vez en cuando una vez que vio que tenía talento, y por supuesto ganarse unas perras, o a veces ni eso, tan sólo la admiración de un público que trataba tanto a deportistas como a sus máquinas velocipédicas como personalidades honorables y fieras competidoras. Y el caso es que Vicente, comúnmente apodado el Cojo, además era el show-biz personalizado, personalidad caliente, cercana y competidora.


Y como tenía cierto talento y una popularidad creciente, cuando ganaba cosas era de manera hercúlea, sin comer en todo el recorrido se decía. O eso decía él, después de haber escondido comida por el recorrido, ayudado por sus secuaces bromistas. Competir con picaresca en un momento de necesidad le hicieron conocido, a parte de ganar carreras como el campeonato de España y las más prestigiosas del País Vasco y Cataluña, cumbres del ciclismo español de la época, como la Volta o la Pamplona-Irún-Pamplona. Y la mitad de las veces montaba el espectáculo, ya fuera jugándole una mala pasada a sus rivales(la mítica historia de cómo rompió un lápiz en un control de mitad de carrera para que sus perseguidores no pudieran seguirle) o entrando en meta sin estar montado en la bici, o después de haber recogido un perro o de haber parado a comprar comida por ahí. En un momento en donde todo valía, él se hizo célebre porque lo que hacía era curioso y en ocasiones desternillante, dentro de la excentricidad. Y como corredor conocido, no podía ser otro el que después de tener oportunidad de correr el Tour de Francia la aprovechase y fuese a la aventura.


Y así fue como Vicente Blanco inició su andadura en el Tour de Francia de 1910(en el histórico en el que Lapize gritará:assassins! por los puertos pirenaicos), como el conocido por todos primer Español con dorsal en la línea de salida, a la que casi no llega ya que se fue desde su casa hasta París en su propia bicicleta, encuadrado en la categoría de isolés,corredores que no contaban con apoyo de ninguna clase. Evidentemente ni lo acabó, ni oportunidad tuvo. Aunque dijo que llegó dentro del tiempo, le descalificaron por cerrar el control. En todo caso el hito estaba conseguido... por otro. Porque en el año anterior 1909, el protagonista anónimo de la historia, José María Javierre, un hombre natural de Jaca y que muy pequeño se fue a vivir a Francia, no sólo había participado sino que había acabado entre los 20 primeros. Y el año en que participó Blanco también acabó, pese a que seguramente no se fijaran el uno en el otro(tampoco el hispano-francés seguramente tuviera mucho tiempo, ya que Blanco se quedó de primeras) y no supieran el uno de la participación del otro. Lo cierto es que Javierre aparecía en las listas como Habiere, con el nombre afrancesado. Una nacionalidad que no consiguió hasta el término de la primera Guerra Mundial, donde fue voluntario y de donde volvió...cojo.


Así fue cómo comenzó la historia del ciclismo español en el Tour de Francia. O con un bilbaíno pícaro y resuelto que por supuesto no pudo ni seguir el ritmo de los profesionales el primer día, después de hacerse más de 1000 kilómetros extra, o con un afrancesado profesionalizado que logró la hazaña de terminarlo en posiciones dignas, aunque su papel como español sea francamente pequeño. Normalmente se escoge siempre al primero, primero por su popularidad y segundo por el desconocimiento del segundo. Hoy simplemente nos sirve para enmarcar un ciclismo español que por esos pequeños caminos nacía y que ha llegado hasta lo que es hoy, entre sinsabores, victorias, roces, enfrentamientos, ilusiones, encubrimientos y héroes, habitualmente olvidados, seguramente también cojo.

lunes, 16 de junio de 2008

No está de moda y es un peligro



Todavía resuenan los tambores de guerra en un año poco dado a los escándalos. Uno de los corredores más importantes del pelotón daba positivo por consumo de cocaína, una droga que no sólo no mejora el rendimiento del ciclista sino que es francamente peligroso en cuanto a una posible lesión vascular, por ejemplo. Tom Boonen ya era conocido por sus prácticas poco profesionales fuera de la carretera. Varias denuncias por conducir borracho, así como rumorología diversa sobre su vida personal en cuanto a estupefacientes, relaciones de todo tipo, etc. La vida más propia de un famoso cantante pop que la de un ciclista, que incluso se marchó a vivir a Mónaco para escapar de la vorágine de la fama, con sus coches superrápidos a 200 kilómetros por hora. Una práctica poco habitual que le ha acabado dando un disgusto, ya que rauda y veloz como los superautos de Boonen, la organización del Tour de Francia le ha impedido salir en la próxima edición, a la que se preparaba para intentar un nuevo asalto al maillot verde de la regularidad, la prenda más codiciada por los sprinters. Además casi se expuso a una sanción que le hubiera mantenido en la leonera 2 años por un descuido(o una trampa como él ha dicho) o una mala práctica, como parece más probable.



En todo caso medios de todas partes no han perdido el tiempo para criticar ya no sólo el consumo de esta sustancia no tan extraña para los menos pudientes, sino el estilo de vida exagerado y sobrealimentado del corredor de Mol. "No es propio de un deportista" se ha podido escuchar, cinismo absolutamente paupérrimo si miramos a otros deportes, como el fútbol profesional(cuna de auténticos dandys) o incluso el baloncesto, con diversos escándalos de consumo de drogas y prostitución. Lo más escuchado sin embargo fue la especificación, la particularización: "no es propio de un ciclista profesional". Ahí es donde querían llegar. El tópico de ciclista-deportista de perfil bajo social al que cada vez más nos estamos acostumbrando. El ciclismo ya no crea más que héroes esforzados, sudorosos, que gorgojean y escupen y se caen y sangran. Que cuando llegan a casa comen simplemente cosas mandadas por su médico, que sus mujeres aguantan carros y carretas, que son por lo general tipos feos y humildes, todo lo contrario a caballeros con glamour. Y ejemplos como el de Boonen chocan terriblemente con ese tópico social que se ha creado, y que cada vez es más cerrado, más claro.



Es curioso que mientras en otros deportes se ha pasado de ejemplarizar a Camacho a hacerlo con Cristiano Ronaldo o Guti, un poco siguiendo el desarrollo social de comercialización e imagen, en el ciclismo ocurra justamente lo contrario, de los caballeros profesionales y héroes se ha pasado a una mezcla homogénea de seres grises que sufren. Y no se trata de desvirtuar el sufrimiento, no es para nada la intención, al contrario. Tampoco se trata de justificar una errónea forma de conducta(consumir drogas) ya no sólo de un profesional o un deportista, sino de cualquier persona. Se trata de analizar cómo se ha pasado de Hugo Koblet a Fernando Escartín, o mejor, de cómo se ha borrado lo primero para llegar simplemente a lo segundo, viendo lo primero como una forma errónea de conducta. No está de moda ser glamouroso en el ciclismo, no están de modas los enfants terribles, los profesionales de conducta divertida, de vida social alta y copas de champagne en la madrugada. En parte se trata de la brutal profesionalidad que necesita el ciclismo, en parte de la reducción evidente de la popularidad entre los demás deportes. Ya nadie se cree, o no se lo puede imaginar, que en casa de Hugo Koblet, en las orillas del Lago Zúrich, se juntasen importantes personalidades de los años 50 junto a modelos y actores de relumbrón en las fiestas de la mansión del pedaleur de charme. El suizo, casado con una supermodelo, era el ejemplo perfecto de don Juan, guapo, esbelto, un auténtico caballero, que contrajo la sífilis en un viaje de placer por Sudamérica.



Pero no es sólo un ejemplo, famosas son las algaradas de Freddy Maertens, el más chic entre los chics, un corredor que en 4 años logró casi 200 victorias, un hombre absolutamente exagerado en todo lo que hacía. Sus escarceos amorosos con las actrices más famosas(como Ornella Mutti) son legendarios, así como sus fiestas con los grupos de música rock más de moda en su jardín. Consumidor de droga más o menos habitual en esos años, fue el digno heredero de los mejores mocetones de los años 60, encabezados por el hombre más aclamado, Jacques Anquetil, capaz de enamorar a cualquier mujer de título nobiliario que se cruzase, con esos ojos azules profundos de ángel. Gran corredor, y gran bebedor y sibarita de la buena mesa, era capaz de comerse un lechón él solo, con ese apetito normando que todos sus directores temían. No comía, deboraba. Sus tormentosas relaciones no acabaron siquiera en su vejez, donde seguía teniendo un encanto inconfundible. De otra manera fueron tipos como Jan Janssen, auténticos estilistas en todos sus aspectos. Gafas tintadas, rostro impenetrable, siempre con un elegante traje, con un complemento sutil, altos, peinados a la moda, las mujeres alrededor, o Fons de Wolf o los hermanos de Vlaeminck, más centrados en la época de los 70. Las patillas de Roger son un mito del ciclismo.



Ahora es difícil encontrar algo parecido, quizá el encanto rural de Oscar Pereiro pueda parecerse, a parte del cazado con cocaína y sus compañeros de juerga, entre los que se encuentra Thomas Dekker, por ejemplo. Vida ciertamente descontrolada mezcla de juventud, dinero y fama. Es difícil imaginarse a Carlos Sastre con estrellas de la pequeña pantalla, además que en España la cosa es diferente, aunque en los 70 con Ocaña y Fuente, y sus correligionarios sí que se llegase a un glamour más... local. En otros países, como Italia, el nacimiento de dandys, aunque más apagados, es siempre habitual, siendo Mario Cipollini un dignísimo heredero de cualquiera de los desaforados juerguistas de los años 70. Un corredor tan conocido dentro de la carretera como fuera, con trajes exóticos, mujeres hermosas tirando a chonis, pelos variados y glamour, mucho glamour. Incluso las payasadas de Van der Velde, un corredor que estuvo sacando dinero una ez retirado de vender las máquinas cortacésped que robaba. Esos puntos de color hoy cada vez están más en desuso, ahora sólo se pide esfuerzo, y palmarés. Lo primero es ineherente en el ciclismo, lo segundo es francamente una fealdad si se depende de lo primero. Pero es lo que hay, mientras se desatan pasiones por otros deportes, el propio ciclismo se corta las alas. Una cosa es consumir cocaína, cosa despreciable, y otra es acabar con cualquier color que se desata del gris que todo lo cubre. Ahora ese color es un peligro, o algo indigno de un ciclista.

miércoles, 4 de junio de 2008

El precio de la historia


Tras la victoria de Alberto Contador en el Giro de Italia, se ha abierto la posibilidad de que el corredor madrileño pueda lograr este mismo año lo que nadie ha conseguido desde que Bernard Hinault se coronara en Milán el 6 de Junio de 1980 tras el descalabro de Giuseppe Saronni unos días antes: tener en el palmarés las 3 grandes carreras por etapas, Tour de Francia, Vuelta a España y la mencionada ronda italiana. Curiosamente, dos de los 4 corredores que lo han logrado, Felice Gimondi y el propio Hinault, tenían 25 años(para cumplir 26 a término de año) cuando lo lograron, la edad que tendría Contador de conseguir ganar el maillot oro en Madrid en este 2008. No hace falta decir que el ciclista de Pinto es el único corredor en activo que puede lograrlo, con una edad muy temprana en la que es muy complicado destacar en un deporte que casi siempre se ha caraceterizado por mejorar desarrollos en relación a la edad, sobretodo en el tema de la resistencia y el aguante, además de la propia experiencia en carrera. Sin embargo este nuevo fenómeno va camino de igualar los registros de ese póker de ases que representa sin más argumentos el olimpo del ciclismo.



Jacques Anquetil, Felice Gimondi, Eddy Merckx y Bernard Hinault representan la gran historia del ciclismo desde 1953(año de la victoria semi-amateur de maitre Jacques en el Gran Premio de las Naciones) hasta la pronta retirada de le blaireau, en 1986. 3 décadas de ciclismo escrito con letras de oro, de gestas, de protagonistas y de palmareses excepcionales. Cada uno en su estilo y en su época marcaron las tendencias a seguir por sus rivales. Tan sólo en el caso del italiano, que tuvo la mala suerte de convivir con el caníbal, existe fricción entre los dominadores. Jacques Anquetil se retiró a finales de los 60, justo en el momento de arranque de la carrera de Merckx, que a su vez fue difuminando su dominio hasta la ruidosa llegada de Hinault a finales de los años 70. Gimondi desde la irrupción del caníbal en las grandes vueltas en su primera "grande", el Giro de Italia de 1968, sólo pudo vencer en una, precisamente el Giro del año siguiente donde Merckx fue descalificado con la maglia rosa, y se dedicaría a coleccionar puestos de honor y pódiums, siendo el corredor con mayor número de ellos en la carrera transalpina.



Los 4 eran corredores de una gran versatilidad, pese a que fueran principalmente más regulares que escaladores. Anquetil tuvo un genio en la contrarreloj sólo comparable a Miguel Indurain, siendo probablemente el peor en la montaña de los 4, el que peor lo pasó, y el que tuvo que resistir los ataques de los mejores escaladores de la historia, entre ellos Federico Bahamontes, Charly Gaul o el propio Raymond Poulidor, que también fue coetáneo de Gimondi y Merckx. Felice Gimondi, fichado por el Salvarani por vencer el Tour de promesas y que ganó la ronda francesa el año de su debut, fue un corredor de una clase absolutamente maravillosa, completo en casi todos los terrenos, y con una inteligencia en carrera tremenda, con un conocimiento altísimo de sus rivales y de sus propias fuerzas, y sirviéndose de ello para leer la carrera. De esa manera ganó el campeonato del mundo de Montjuic de 1973, donde aprovechó la guerra declarada entre Maertens y Merckx en un grupo en el que también estaba Luis Ocaña(que ganó el bronce) para hacerse con la victoria. Del ogro de Tervueren poco se puede escribir de su grandeza, así como de Bernard Hinault, a los que ya relacioné no hace mucho tiempo en este post. Estamos hablando de 4 grandes sin discusión de la historia del ciclismo.



En este escenario aparece la "posibilidad" de Alberto Contador. Dejando de lado la edad ya que como se ha visto no tiene mucho que ver en estas comparaciones, ¿podría decirse que sería un digno socio del club?¿quedaría elegante un repóker con el ciclista madrileño? Evidentemente es pronto para analizar cualquiera de las dos cuestiones, acabe ganando o no acabe ganando la Vuelta a España Contador este año o cualquiera de los sucesivos. La grandeza de los nombres a los que sería añadido o vinculado el de Pinto es enorme, comprendida en más de 30 años en los que fueron alma y protagonista de los momentos que hasta hoy nos han llegado, de lo que ha sido y sigue siendo la edad dorada del ciclismo. Quizá la mayor grandeza de éstos corredores no la representen sus victorias, su triple corona o su palmarés. Quizá la mejor comparación se pueda hacer en la propia competencia que tuvieron que sortear para poder vencer en las grandes. En eso, hoy por hoy es donde Contador sale peor parado. Si echamos la vista atrás, y vemos los rivales a los que se enfrentaron nuestros 4 protagonistas, salen nombres como los de Federico Bahamontes, Charly Gaul, Roger Riviere, Raymond Poulidor, Jan Janssen, Gastone Nencini, Joop Zoetemelk, Luis Ocaña, José Manuel Fuente, Giuseppe Saronni, Francesco Moser, Giovanni Battaglin, Giuseppe Saronni... corredores que están por derecho propio entre los más ilustres de siempre.



Es difícil ver en esa lista a Levi Leipheimer, Marzio Bruseghin o Cadel Evans, corredores ya contrastados y veteranos que será complicado que dentro de 20 años les veamos como vemos a Ocaña, o a Gaul. En otros casos, como el de Riccardo Riccó todo puede pasar aún, la juventud y calidad que atesora puede darnos grandísimos duelos, o no, como Michael Rassmussen, Alexandre Vinokourov o Ivan Basso que se quedaron fuera de juego de cualquier manera,u otros de forma natural, y no artificial. Como dije antes, aún es pronto, muy pronto para poner en su sitio las victorias de cualquier corredor que ahora asome en los palmarés o asome en los hitos del ciclismo. El propio tiempo pondrá a cada cuál en su lugar, y nos dará la perspectiva correcta para poder hacer nuestro análisis, que hoy por hoy evidentemente no es satisfactorio para dimensionar las victorias de este escalador que puede entrar en un club elitísimo y que aunque muchos, en una pirueta oportunista quieran encajonar con los grandes, no se encuentra. Ése es, sin duda, el precio de la historia.