jueves, 22 de noviembre de 2007

Bernard Hinault, equidistancia perfecta.

No hace mucho pude disfrutar de un "tête à tête" entre los dos corredores vivos, sin discusión, más grandes de la historia del ciclismo: Eddy Merckx y Bernard Hinault. Pese a quien le pese, sobretodo en España, tengan la visión que tengan sobre el bretón, la que sea(no mentar en este momento la "rumorología oscura", quién la conozca), representan los ganadores más prolíficos, espectaculares y prodigiosos de todos los que han competido sobre dos ruedas a lo largo del tiempo. Un reportaje la verdad muy interesante, contado en un punto de vista cercano, con los dos ídolos paseando sus veteranos maillots de campeones del Mundo en ruta por los alrededores de Meise, muy cerca de Bruselas, donde El Caníbal tiene su fábrica principal de bicicletas. Charlaban amigablemente, con un cierto tono de respeto en cada frase que intercambiaban. Como personajes privadamente públicos, tenían cierto recelo a las cámaras, y más a la altura de la película de sus vidas en la que llegaba la entrevista. En todo caso, tuvieron tiempo de intercambiar fotografías, maillots autografiados y muy buenas palabras. Debe ser la clase de relación que existe cuando dos grandes del deporte que sea, se cuentan batallitas.


Entre otras cosas se preguntaban sobre sus recuerdos más bonitos, en los que ambos recalaron en su primer Tour, y en el Campeonato del Mundo. Cómo no, Merckx tuvo unas palabras para con el Giro de Italia, la carrera que le convirtió en un hombre-Tour. O mejor, donde demostró que no sólo podía ganar clásicas y carreras cortas. También recordaron sus equipos, sus "domésticos", y los recelos que recibió Merckx en su primer equipo(de, cómo no, Rik Van Looy). Pues bien, la idea de este post llegó cuando Merckx preguntó a Hinault sobre los ciclistas a los que admiraba, y que le hicieron subirse a la bicicleta de forma profesional. El bretón contestó sin dudar que el propio Caníbal, y "maitre" Jacques, Jacques Anquetil, fueron sus modelos, uno cuando era un niño, el otro cuando era amateur. Mostraban una foto que, curiosamente, ambos guardaban un gran afecto: la visita que hicieron a un ya enfermo Anquetil a su palacete, los tres vestidos con el maillot amarillo del Tour sonriendo a la cámara. Pura historia del Tour de Francia, entre los 3 suman más victorias en la General que cualquier país salvo Francia y Bélgica. Curiosa relación de corredores. No recuerdo en qué orden estaban colocados en la ilustración, y no he encontrado en la red la foto, pero si alguien debía estar en el medio, ése debía ser Hinault.


Algunos pensarán que por antigüedad, eso no podía ser así. Otros pensarán otros factores. Yo me quedo con el factor ciclista. De ahí el título del artículo. Pura equidistancia, equidistancia entre dos formas de concebir y vencer en el ciclismo, de dominar sus épocas respectivas, de mostrar superioridad. Porque maitre Jacques si se le puede reconocer con algo, es con un cronómetro. O cronógrafo como dice Antonio Alix. Medía las posibilidades, la situación, los rivales, el premio y la distancia. Y con ello intentaba resolver la ecuación de la manera más económica posible. Pedaleando como un reloj, manteniendo el ritmo, con el mínimo esfuerzo que pudiese. Sacando el tiempo que podía en su terreno, la contrarreloj, y plegando velas y contando pérdidas en la montaña. No había alardes, era un puro ejercicio de cálculo, de racionalizar la competición en un simple teorema de tiempo, de distancia y velocidades medias. No había fantasías innecesarias, magia, ni ganas de pensar en hacer algo que a lo mejor no estaba en sus piernas. Él tenía que ganar con lo que podía contar, con lo que sabía que no le podía fallar. Así utilizó sus fuerzas en la crono, así utilizó sus gregarios en los momentos duros, las alianzas incluso, de forma magistral. Y consiguió ser un gran campeón, con un palmarés magnífico, con un respeto merecido y ganado a pulso, con muchísimo esfuerzo. Pero la afición, que empezaba a acostumbrarse a las andanzas de los audaces como Fausto Coppi, prefería al entrañable Raymond Poulidor, que no ganaba, pero lo intentaba aunque fuese a 100 kilómetros de meta. Las ecuaciones para los matemáticos, podían pensar.


Merckx, ya le conocemos, era el ciclista total. Era el corredor que intentaba ganar todo lo que competía y en sus años mozos competía de febrero a octubre en carretera, y fuera de ella corría los 6 días en pista con Patrice Sercu, entre otros. Incluso se atrevió con el cyclo-cross. No había nada que no intentase, en carrera y fuera de ella. Maillots, victorias parciales, generales, sprints intermedios, puertos de montaña. Todo. Lloraba de niño si no ganaba, y entrenaba más tiempo con 13 y 14 años solito por ahí para el siguiente día vencer a quién fuese. Lo corrió todo y lo ganó casi todo, con exhibiciones incontables, con un afán constante de mejorar lo mejorable. Si había ganado una carrera lo intentaba hacer pero por más tiempo, si iba con el maillot de líder, intentaba hacer ver a sus rivales que no podrían dejarle atrás. Su ciclismo no era tan inteligente(que en el tema gregarios fue excepcional) como el de Monsieur Crono, era salvaje. El ogro de Tervueren, el Caníbal. No había nada que no deborase, o quisiese deborar. El récord de la hora, cantidad de días de amarillo, etapas ganadas en el Tour, victorias en San Remo, en Lieja. No había desgaste mental, pero sí físico. Tanta gesta, tanto acelerón, tanto ir cara al aire se acaba pagando, sobretodo cuando las fuerzas no acompañan, y fue en no demasiadas veces en su carrera, pero ocurrieron. La gente le idolatró, la prensa se rendía a sus pies. Su altura como competidor, como deportista competitivo no tiene parangón en la historia. E Hinault conocía todo ésto, lo había vivido.


Y él fue la figura que encontró la mezcla perfecta entre el oportunismo y frialdad de uno, con la espectacularidad e inconformismo del otro. Porque Le Blaireau era capaz de vencer de las dos maneras, porque no renunciaba a ninguna. Como Anquetil sabía que su cuerpo tenía unas capacidades finitas, y había que aprovecharlas al máximo para sus mayores objetivos. Por eso no quiso disputar el Récord de la Hora en condiciones, porque, como él mismo decía, "tenía que estar en forma en otros momentos de la temporada, y no podía ponerlos en peligro". Como Merckx, hizo algunas de las gestas más espectaculares y consiguió algunas victorias escandalosas, al más puro estilo de los 50 a finales de los 70 principios de los 80. Su Lieja-Bastogne-Lieja bajo la nieve es uno de los espectáculos más grandes de la historia de este deporte. Su carrerón en Serranillos, sus cabalgadas en los puertos, sus ataques en París de amarillo, incluso en su último Tour fue capaz de intentar poner contra las cuerdas a su compañero Lemond tras atacar en la bajada del Galibier camino de Alpe D'Huez. Incluso pudo emular al belga venciendo lo que no consiguió Anquetil, el Campeonato del Mundo, en 1980 en Sallanches culminando lo que dijo 4 años antes: "si se hace un campeonato del Mundo en Francia lo ganaré".


Como Anquetil, su relación con Cyril Guimard le hizo más concentrado, más profesional, emulando a la relación entre el normando y Raphaël Geminiani, esa relación corredor-director. Como Merckx, sabía perfectamente como tratar a sus gregarios, como ganarse su confianza y apoyo, y tenía la valentía y carácter suficiente para imponer su voluntad por encima de cualquier otra. Pero Bernard Hinault incluso pudo "aprender" lecciones que siquiera había él recibido. Como corredor inteligente y habituado a la victoria como los otros dos grandes, no quiso cometer el "error" que ellos sí cometieron: se retiró a tiempo. Se ahorró el mal trago de lesiones, problemas físicos y ver como las nuevas generaciones superaban a los veteranos. Su último Tour, el de 1986 que vencío Greg Lemond al que poco antes me refería, consiguió ganar 3 etapas, el maillot de la montaña y quedar segundo tras su "compañero". Esa temporada se preparó para terminar su vida deportiva con un Tour para recordar, y lo consiguió de manera espectacular, con una mezcla de Anquetil y Merckx. Como el normando, escondió sus cartas, relegando públicamente a Lemond la responsabilidad de vencer el Tour. Como Merckx, cuando las cosas se vieron favorables tras la etapa de Pau que venció Pedro Delgado, lo intentó hasta el final, de cualquier manera y a la heroica cuando volvió a verlo perdido.


Por unir las dos esencias, consiguió 215 victorias(kernesses y critériums incluidos), con 5 Tours de Francia y 28 etapas, 3 Giros de Italia y 6 etapas(dos dobletes Tour-Giro 82' y 85') y 2 Vueltas a España y 6 etapas en el plano de las grandes Vueltas, con 6 Grandes Premios de las Naciones, uno de manera amateur, de crono(el lugar natural de Anquetil), y por otra parte 2 Liejas, 2 Flechas valonas, 2 Giros de Lombardía, París-Roubaix, Amstel Gold Race... en el territorio Merckx. Su estilo de correr, como él decía "con el virtuosismo de un violinista" en los piñones pero con cambios de ritmo audaces y descarados como los de Merckx le hicieron inigualable, muy complicado de batir en grupos, en 1 contra 1 o en contrarreloj, del que era un auténtico especialista. Completo e inteligente en carrera, pendiente de cada movimiento, creció en su equipo de toda la vida para convertirse en un referente del ciclismo francés, compartiendo con maitre Jacques el honor de las 5 victorias en el Tour y probablemente siendo el más completo de todos los ciclistas que haya dado el país galo. Este granjero de hoy, que cuida personalmente a sus vacas, demostró que la victoria espectacular en el ciclismo no va reñida con la frialdad, con la contemporización de los objetivos. Por ello, consiguió ser uno de los grandes, a la altura de nombres como Coppi, Anquetil o Merckx, en el Olimpo del deporte.

7 comentarios:

Karpas dijo...

Joer que repaso a la historia.
Francamente tardas un poquito entre cada post pero merece la pena.

Personalmente me que quedo con Eddy Merckx, y solo me faltava leer eso del ciclocross, menudo crack y porque no exixtia el Mountain Bike aun.

Un saludo!

Fran Reyes dijo...

Me encanta este blog, son auténticas clases de ciclismo

Anónimo dijo...

Bonito "resumen" de la vida de Hinault... parece que tuvo ciertos factores a su favor como conocer como debe comportarse en determinados momentos un corredor que aspira a todo, las referencias de Anquetil y Merckx eran "cercanas" e idoneas...

Hoy en día la cosa esta peor para encontrar corredores de ese calibre, pero quien sabe, alguno por ahí apunta maneras ¿ves a alguien (a corto plazo) que pueda conseguir semejante palmares?

Bueno Alby, comentarte que estuve un buen periodo de tiempo sin poder entrar en el blog porque me daba error la pagina, parece que ya se ha solucionado el problema asi que a disfrutar...

Un saludo

Anónimo dijo...

Hola,
Buena reflexión sobre Hinault, atribuyéndole las virtudes de los dos grandes que le precedieron.

Me das a pensar que quizás el Tour del 86 hubiera sido su sexta victoria, si al coronar el Tourmalet, le hubiera dominado su lado Anquetil en vez del lado Merckx, que lo poseyó para obligarlo a atacar bajando cuando no tenía ninguna necesidad.
Pero sin duda, fue un suicidio memorable.

hasta luego

alby dijo...

gracias por vuestros comentarios.

álvaro: siento que no puderas ver el blog. A mí no me ha dado problemas y creo que no he tocado nada, pero dada mi nulidad en temas informáticos seguro que si algo hubiese hecho no me hubiera enterado. A tu pregunta la verdad es que no sé que contestar, francamente no me viene a la cabeza nadie tan inmensamente grande en el ciclismo internacional, y menos en la actualidad, donde en cada mes puede saltar por los aires cualquier palmarés, gesta o resultado, pues imagínate toda una carrera de victorias. Y por otra parte la especialización atroz del ciclismo lo hace plano. Lance Armstrong consiguió ganar 7 Tours de Francia y no creo que esté a la altura de los "grandes", con eso lo digo todo.

bernard: La verdad es que en relación al Tour de 1986 siempre he pensado que lo tenía perdido de todas las maneras, así que mejor hacerlo con calidad. Hinault tuvo la gran suerte de meterse en la escapada de Pau en la que su equipo sacó provecho con las dos bazas, pero Lemond era superior. En la bajada del Galibier, Lemond pudo cogerle, y en la croix de fer se le notó más fuerte. En alpe d'huez... pudo remacharle y meterle mucho tiempo pero prefierieron darse un abrazo en la llegada. Realmente sin ese ataque, la etapa hubiera sido para una escapada o para el propio Lemond(rematando el Tour), así que Hinault sacó al menos una etapa inolvidable.

un saludo.

Anónimo dijo...

edi fue el mejor.no hay duda .pero hinault le sigue muy de cerca

Anónimo dijo...

Seguramente mercks a sido un ciclista inigualble.asi nos lo dice su palmares.pero hinault a sido el corredor con mas posibilidades y portento de todos los tiempos.incluso mas que el gran edy