martes, 13 de octubre de 2009

Por fin descansas en paz, Frank.


Ha muerto Frank Vandenbroucke, ha muerto en extrañas circunstancias a miles de kilómetros de su casa, de su Valonia natal. Se comenta una embolia pulmonar, aunque no está confirmado todavía. No podía ser de otra forma, su final, como el de su generación, tenía que ser así, extraño, duro, difícil y prematuro. Ése es el ciclismo de los años 90 y principios de siglo, del que Frank Vandenbroucke emerge como paradigma junto con Marco Pantani, tan distantes y tan parecidos, así como nuestro ejemplo patrio Jose María Jiménez.

Una vida de excesos, de incapacidad de digerir las victorias, el dinero, los médicos, las sustancias. Una vida alejada de la normalidad, de la tranquilidad, que fue avisando mediante chispazos hasta que todo ha explotado con la triste y certera clarividencia del que lo espera de una u otra manera. Vandenbroucke ha muerto como vivió su periplo ciclista, entre sospechas, entre circunstancias poco comunes. Como Pantani. Ha muerto un símbolo de su generación, de la generación del dopaje con EPO, de los gurús de la medicina deportiva que demuestran con estos muñecos rotos no ser más que unos galenos con mala praxis(Bernard Sainz, Michelle Ferrari, Eufemiano Fuentes, Sabino Padilla, Luigi Cecchini...). Ha muerto con él un símbolo también de su país, conmocionado, y de muchos aficionados que veían en él un corredor a la vieja usanza, de clase, de ataque, de raza e inconformismo. Como Pantani.

Es un día triste, en el que fallece un ejemplo de cómo de perdido está el mundo del ciclismo, de cómo hay que hacer algo radicalmente severo para que cambie todo ésto. Es duro tener que tomar esta crónica de una muerte anunciada, que todos siempre hemos previsto como con una clarividencia divina: sólo había que sumar las pruebas para hacer el veredicto, como así ha ocurrido. Me apena mucho, porque a pesar de todo, fue un corredor con el que disfruté mucho, como pocas veces en los últimos 15 ó 20 años. A pesar de Sainz, a pesar de los tiroteos y de todo aquello. Hoy es un día triste, un día doloroso a todos aquellos que ven en el ciclismo algo más que victorias o derrotas. Como con Pantani.

Rememoro este post, que nunca jamás hubiera querido rememorar en estas circunstancias:

http://postdelisole.blogspot.com/2007/06/carta-abierta-frank-vandenbroucke.html


Después de todo Frank, de lo bueno y lo malo, por fin descansas en paz.