miércoles, 23 de abril de 2008

10 años después, ¿para qué sirvió?


Sea lo primero de todo el hacer constar, como muchas veces hice antes, que lo que viene es una reflexión. Una reflexión sin más, unos pensamientos escritos a vuela pluma de la manera más correcta posible. Una vez eso dispuesto, y de obligado cumplimiento, pasamos a lo que tenemos entre manos. Antes de nada es mejor que nos vayamos a la raíz de esta reflexión. O raíces, ya que se trata de dos entregas: entrega 1 y entrega 2. Es la habitual forma de tratar un tema serio sin el menor tipo de rigor. Evidentemente pasando de que la entrevista esté hecha por el juntaletras de turno del periódico nacional de turno, que hace juicios de valor entre pregunta y pregunta(acaso le preguntan a él su opinión), llegamos a la mayor de las realidades. A una verdad atroz y sin sentimientos, contada justamente en ausencia de ellos. Si de algo no hace gala el entrevistado en este caso es de autocompadecencia ni de cinismo. Se dedica a contar unos hechos de la manera más sencilla, práctica y descorazonadora. Descorazonadora no porque su intención sea esa, sino por el contenido.


Lo más interesante de la entrevista, más allá de los titulares tipo "el ciclista asume el riesgo de morir antes" que tanto redunda en la visión moribunda y peligrosa de este deporte en la actualidad, es quién lo cuenta. No lo cuenta un directivo, un director aplicado en años y años de hablar con la prensa, de contar mentiras tralará. Lo hace un trabajador, un engranaje más de la maquinaria del dopaje. Y lo hace como sabe, sin palabras rimbombantes ni perogrulladas, dice lo que sabe, sin más. Y lo que sabe es mucho, es más de 20 años de su vida dedicadas al ciclismo, o mejor, es más de 20 años de historia del ciclismo, acaso del deporte. De esa intrahistoria que se vive bajo puertas de habitaciones cerradas y camas frías de hoteles. Mucho más cerca de lo que pensamos, mucho más iluminadas en algunos casos(ciclismo) que en otros(atletismo, tenis o fútbol). Y es fácil entenderle, es hasta sencillo ponerse en su piel, de uno más dentro de una cadena de final florido pero de corazón siniestro. Y habla con la franqueza del que está por encima de juicios de valor interesados, de opiniones infundables propias del desconocimiento. Expone lo que vivió, lo que han vivido tantos otros en su lugar, y siguen viviendo. Si el talento del entrevistador(o en su defecto si le hubieran dejado decir más cosas en su periódico, a saber) hubiera indagado en lo verdaderamente importante...


Dicho esto, es cierto que por fin, a mi juicio, desmonta dos pilares básicos del ciclismo en España. 1º, da en el clavo con lo que repite una y otra vez, Festina no era el único, hay gente que sigue, todo el mundo sabe a lo que juega, incluídos los equipos españoles. En este país siempre hemos tratado, sobretodo en el ciclismo, de justificarlo todo y de obviar otros temas. De repente los mejores ciclistas de la historia hacían muchas cosas ilegales(las simpaminas de Coppi, las anfetaminas de Koblet o Gaul) y lo tenían prácticamente hecho porque todo lo tenían, mientras aquí todo costaba más. En parte es cierto pero sólo en parte. Julio Jiménez, un ciclista tan poco valorado como grande, reconoció que algo tomaba, como el gigante Fuente. Otros no. Y no pasa nada, en sus tiempos todos hacían de todo salvo ellos. Mientras Bernard Sainz se hacía rico y famoso, mientras Guimard sonreía y los franceses ganaban Tours, en España parece que nada se sabía. Voet desarma la postura del ciclismo español, habla de dos de sus estandartes, Banesto y ONCE. El segundo se desarmó sólo, el primero aún perdura. Pero no es lo único. Habla de ex-ciclistas y ex- del mundo del ciclismo que tratan de dar lecciones de honestidad. Para muestra un boton.


Casi han pasado 10 desde que detuvieron a ese hombre que ahora conduce autobuses. Con él llegó el escándalo, la salida a la luz de unos hechos que se conocían entre babalinas, que no dejaban de ser secretos a voces, secretos de medianoche. Todo saltó por los aires ese Tour, cuando el fantasma de la ópera por fin mostró su verdadero rostro, o parte de su rostro a la opinión pública, a la atónita y desinformada opinión pública. Y la reflexión que yo hago es...¿y para qué sirvió en el ciclismo? Diez años después los casos de dopaje siguen, como siguen los ciclistas dopados que pasan los controles antidopaje. Algunos han dejado el ciclismo y han pasado por la cárcel, algunos no, siguen en los volantes, como médicos o palomas mensajeras. Pero el problema sigue, el ciclismo mal que bien también sigue, pero tocado en la línea de flotación. Y por favor que no es mi intención justificar lo injustificable. Voet lo dice claro, la culpa es de todos, basta de que los ciclistas son víctimas, o verdugos. El engranaje termina en ellos y por lo tanto son tan culpables de la cadena como el primer eslabón o los intermedios. Todos saben, todos consienten.


Pero realmente la verdadera víctima del escándalo de 1998 ha sido el ciclismo. Su credibilidad, tocada en algunos momentos saltó por los aires, engullida por un torrente de informaciones, rumores e invenciones. Positivos ha habido siempre en el ciclismo, en los años 70 hubo muy posiblemente más que ahora. Pero Roger De Vlaeminck o el mismo Francesco Moser eran héroes y orgullos de la patria mientras Jan Ullrich o Marco Pantani son repudiados, y olvidados. O peor, cada cierto punto salen de las hemerotecas para representar un ejemplo a no seguir. Es curioso. Cuántas veces hemos oído hablar de Pantani, del chaba, negativamente. Unos drogadependientes, adictos primero al EPO y después al prozac casero. Sin embargo no retomamos imágenes de Fabio Cannavaro pinchándose antes de una final de la Copa de la UEFA. Ni rastro del bigote de Florence Griffith, ni de aquellos nadadores de los 80 que parecían tener troncos en vez de brazos, y la muralla de Ávila en vez de hombros. Sí, sin duda ha salido perdiendo el ciclismo, visto con malos ojos, como un deporte decrépito para seres infrahumanos adictos a sustancias prohibidas, como el culmen de los tramposos.


Y la culpa, aunque parezca fácil enviársela a los medios de comunicación sesgada, a los periodistas y jerifaltes del deporte, es del ciclismo. Cuando el deporte se convierte en profesional es muy probable, sino evidente que se utilizarán ciertos aspectos para mejorar las prestaciones. Unos son legales, como los reconstituyentes, otros no. Huelga decir que por supuesto no estoy haciendo apología del dopaje, ni de los pseudo-galenos que lo promueven. Simplemente que de una opción general se pasó a un culpable particular. Y muchos profesionales se aprovecharon de la coyuntura ofrecida para conseguir su propósito de profesional: ganar. La tristeza de la diferenciación entre Carlos Gurpegui y Roberto Heras(por poner dos ejemplos cualesquiera) no es el apoyo recibido por el jugador de fútbol, es lo contrario, la indiferencia ya no del positivo del corredor A, sino de lo que está ocurriendo. No se trata de ayudar a los culpables, sino de no luchar por la igualdad. El ciclismo está sumido en la mayor de las crisis simplemente porque se ha perdido el espíritu del deporte, ya no sólo con las trampas, sino en cuanto al respeto y la igualdad entre deportistas. Cuando Felice Gimondi se quedó alrededor de la cama de Merckx en el famoso Giro de 1969, no estaba ni diciendo que todos eran unos dopados, ni que ninguno lo fuera, estaba recalcando el respeto al corredor agraviado.


Ahora lo que ocurre es que los ciclistas viajan en un caballo rabioso hacia un establo en llamas, los que se caen por el camino se pierden, da igual. No se intenta rescatar a nadie, no se ayuda a nadie. En ese 1998, unos, los españoles, defendían una cosa con Manolón como interlocutor, por el otro lado los Telekom o los Mercatone, buscando su propio beneficio. Fuera como fuese, cada uno intentaba llevarse su trozo del pastel, exactamente igual que ahora la UCI y las grandes. El poso amargo y la imagen del deporte no importan. Cuando Francisco Mancebo Pérez dijo aquellas palabras de "cuando juegas con fuego te acabas quemando" y un año después era él el acabado no sólo estaba increpando el positivo de un compañero de trabajo, estaba resumiendo el destino del ciclismo. Las trampas, la desunión, la competencia más salvaje y despiadada incluso en las condiciones menos humanas y dantescas. ¿realmente el problema del ciclismo es el dopaje?

4 comentarios:

Karpas dijo...

Hola y gracias por el link!!

Lo primero bienvuelto!!

Sobre el post, creo que el dopaje existe pero no solo en ciclismo, el problema es que el pueblo no sabe hasta que limites puede llegar el hombre dando pedales y por esta razon todo lo que no sea dar un paseo por el parque ya es sobrehumano y por lo tanto doping.

Pero el ciclismo es muchisimo mas que todo eso.
Ayer mismo hablando de doping un jugador del Barça jugo infiltrado y nadie dice nada, Ramos del Madrid lo esta haciendo casi toda la temporado y ni mu!
Si un ciclista del tour pedalease infiltrado se lo comia la prensa!!

Saludos!

alby dijo...

Un poco es a lo que me refiero. Pero siempre en cuanto a que el ciclismo no debe escudarse en los fallos de los demás, sino en sus propios fallos. Y se han cometido muchos, como los que comento y otros que seguro se me quedan en el tintero.


Es curioso que además se cumplen los años de sanción de Gurpegui en estas fechas, y la diferencia de trato en relación a, no sé, por ejemplo Tyler Hamilton es increíble. Pero mientras eso, y otras cosas como que no dejen competir a unos aquí o allá, o que les echen del eden-Pro Tour, etc. sean aprovechadas dentro del propio ciclismo para comeptir, esto no irá a ninguna parte.

un saludo.

Unknown dijo...

El tema entre el tema Gurpegi y cualquier ciclista.

El ciclista el culpable de oficio y no hay mas que hablar, el futbolista es la victima de un tal Sabino Padilla que dopaba a ciclistas y ha trasladado esas practicas al futbol.

Por otro lado el otro dia viendo la retransmision de la Amstel, carrera valedera para el UCI pro Tour, comentaron que los ue andan encabezando esa clasificacion no estaban en liza. Comentando que eso en cualquier otro deporte seria impensable, que el ciclismo da imagen de caos. Los numeros uno en otros deportes estan perfectamente identificados en sus claificaciones unificadas.

Eso en el ciclismo no existe, no hay unidad, cada cual lleva al viento que le dicta su propio beneficio.

Asi solo se va hacia donde lleva este deporte mucho tiempo, a su propia destruccion.

alby dijo...

Al hilo de lo que comentamos precisamente hoy habla el "periodista de prestigio" Alfredo Relaño congratulándose por la vuelta de Gurpegui. Y encima comenta el ciclismo, sin sentimiento y sin conocimiento. Esa es la gentuza que impera. Y esa es la culpa del ciclismo, permitir que tipos de esa calaña, que viven por y para un deporte lleno de sobrevaloraciones, dineros negros, médicos, etc. sigan haciéndose leer.

No comenta nada del Sevilla, no comenta nada de nada. Una vez fuera Sabino Padilla del Athletic el fútbol está a salvo. Que cinismo de moral y ética más laxo.